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Instrumentos financieros innovadores para la descarbonización en América Latina

Por: Margarita Cabrera, Jorge Hinojosa y Samantha Youngeun Shin


El informe del IPCC sobre el calentamiento global de 1.5 °C puso de manifiesto la urgente necesidad de limitar el aumento de la temperatura «muy por debajo de 1.5 °C» para 2030, a fin de evitar los efectos adversos del cambio climático para las personas y los ecosistemas. Esto requiere una profunda y rápida descarbonización en todos los sectores y regiones, lo que exige una financiación e inversión a gran escala en la mitigación del clima. En consecuencia, se destacó la necesidad de acciones colectivas y estratégicas en los sectores financieros y no financieros, y de los actores públicos y privados, para lograr el objetivo utilizando una amplia gama de opciones de financiación.

Los países latinoamericanos tienen muchas oportunidades para reducir las emisiones de carbono en múltiples sectores, como la energía, el transporte, la agricultura y la industria, con abundantes recursos energéticos limpios. La energía (46%) y la agricultura (23%) representan la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero en Latinoamérica y El Caribe. Además, lograr una región neutra en carbono parece plausible con soluciones basadas en la naturaleza, como los sumideros de carbono y la conservación de la biodiversidad (Latinoamérica y El Caribe representa el 50% de la biodiversidad mundial). De hecho, la región ya ha hecho un mayor esfuerzo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y trazar un camino hacia niveles cero netos. Sin embargo, algunos desafíos relacionados con los riesgos macroeconómicos, financieros e institucionales obstaculizan el proceso de implementación de las NDC y un mayor nivel de compromiso de las partes interesadas, incluido el sector privado. Para superar estos retos urgentes y alcanzar los objetivos climáticos nacionales, será crucial la acción colectiva de los sectores público y privado, incluidos los actores financieros y no financieros, el acceso al financiamiento climático y las soluciones innovadoras en línea con las prioridades climáticas nacionales.

En este artículo, revisamos los instrumentos financieros actualmente disponibles para impulsar la economía de bajo carbono en América Latina. Mediante el análisis de las mejores prácticas de introducción de instrumentos financieros innovadores y el aumento del financiamiento climático del sector público y privado en algunos países de América Latina —Brasil, Colombia, Chile y Argentina— pretendemos proporcionar puntos de referencia e inspiración con respecto a los instrumentos financieros relacionados con el clima a las partes interesadas pertinentes.

¿Qué instrumentos y mecanismos financieros para proyectos verdes aplican para América Latina?

Hasta la fecha, el sector público, las instituciones multilaterales y los organismos bilaterales desempeñan un papel crucial a la hora de proporcionar la financiación necesaria y permitir las inversiones verdes mediante el establecimiento de normas y estándares de opciones de financiación. Dada la mayor escala de la financiación necesaria para alcanzar los objetivos climáticos, es esencial realizar más esfuerzos para desbloquear los flujos de financiamiento climático y el acceso a soluciones financieras más innovadoras. Estos esfuerzos incluyen reducir el riesgo de las inversiones verdes y hacerlas más financiables, al tiempo que se eliminen las barreras en los mercados financieros.

A continuación, se enumeran una amplia gama de instrumentos financieros para promover las inversiones verdes que existen actualmente en América Latina.




Como se muestra en el cuadro 1, existe una amplia gama de mecanismos e instrumentos financieros disponibles. No obstante, teniendo en cuenta que cada país tiene políticas financieras, mercados y partes interesadas diferentes, es fundamental un diseño más sofisticado y soluciones financieras adaptadas a los contextos de los países y a las prioridades nacionales, para reducir los riesgos y al mismo tiempo, crear sinergias entre los sectores público y privado para alcanzar los objetivos climáticos.

¿Cuáles son los desafíos a superar para subsanar los déficits financieros?

La falta de instrumentos financieros de mitigación de riesgos, un mercado inmaduro y la falta de capacidades institucionales y técnicas se consideran factores que dificultan la obtención de diversas fuentes de financiación cruciales y a gran escala para la transición hacia la descarbonización.

Aunque varios de los instrumentos financieros mencionados anteriormente se han considerado eficaces para promover las inversiones en proyectos verdes, los actores económicos, especialmente las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), que constituyen el 99.5% de todas las empresas de la región de Latinoamérica y El Caribe (Herrera, 2020) han tenido dificultades para adoptar dichas prácticas debido a las limitadas fuentes de capital y al acceso a instrumentos financieros como líneas de crédito, refinanciación y garantías. El porcentaje de recursos financieros transformados del sector financiero al sector no financiero (es decir, la capacidad del sector financiero para financiar las actividades del sector real) en la región de Latinoamérica y El Caribe es inferior al 50%, mientras que el de Estados Unidos ronda el 200% por ciento (Herrera, 2020). Además, la falta de experiencia y de redes de los mercados financieros locales para crear una cartera de proyectos viables y evaluar las opciones de financiamiento climático dificultan aún más el acceso al financiamiento climático. En el caso de los mercados de capitales, incluido el mercado de bonos, la región de Latinoamérica y El Caribe aún carece de profundidad y liquidez, por lo que sólo existen unos pocos mercados en la región. En virtud de las limitaciones financieras, la brecha financiera entre la oferta y la demanda de financiación por parte de las instituciones financieras para las MIPYMES en la región es significativa: 1.8 billones de dólares (Herrera, 2020).

Es importante mencionar que la falta de información financiera actualizada transmite un bajo nivel de transparencia a los prestatarios, repercute en que se eleve el costo de la financiación y se reduzca el acceso a la misma (Herrera, 2020); otra barrera es la falta de conocimiento y de desarrollo del marco institucional para los mecanismos financieros innovadores, pues se dificulta el acceso de los interesados a la financiación adicional. Para superar estas barreras de financiación existentes para las inversiones verdes, tanto desde el punto de vista de la oferta como de la demanda, algunos países de la región han puesto en marcha soluciones de financiación innovadoras.

Mejores prácticas en América Latina para promover los flujos financieros hacia el crecimiento con bajas emisiones de carbono

Además de los mecanismos innovadores, los países necesitan integrar el cambio climático en sus presupuestos, creando una partida específica en la que se pueda hacer un seguimiento de las inversiones verdes, lo que permite tener una visión general del financiamiento climático y de los hitos de descarbonización en cada país. Las mejores prácticas nos han demostrado que cada país necesita un mecanismo hecho a medida teniendo en cuenta las necesidades climáticas específicas, los objetivos y las condiciones del mercado. Esto es esencial cuando los instrumentos de financiamiento climático se desarrollan en respuesta a las políticas nacionales y a las estrategias de financiación de las NDC.


Caso de Brasil: país líder en la emisión de bonos verdes en la región Desde su primera introducción en América Latina en 2014, el mercado de bonos verdes ha crecido notablemente en Brasil, Chile y México. Cabe destacar que el mercado de bonos verdes en Brasil ha estado dominado en gran medida por empresas no financieras. Brasil lidera el mercado con el mayor número de emisiones de bonos no soberanos (corporativos) (Amundi y CFI, 2021; International Finance, 2020). Desde la introducción de nuevos mecanismos para la emisión de bonos verdes por parte del Ministerio de Minas y Energía, el mercado de bonos verdes ha atraído a más sectores financieros. La primera emisión del sector bancario privado fue anunciada el 2020 por la entidad privada Banco BV; con el objetivo de fomentar el mercado de las finanzas verdes, el banco emitió bonos con un vencimiento de cuatro años, que apoyarán proyectos y activos de energía renovable (Fatin, 2020).



Caso de Colombia: un compromiso efectivo de las organizaciones internacionales, las instituciones financieras y no financieras privadas para el éxito de la implementación de las NDC El aumento del financiamiento climático mediante la activación de nueva financiación privada para el clima ha sido reconocido internacionalmente como crucial para acelerar la transición a una economía baja en carbono. En consecuencia, una amplia gama de miembros de la comunidad financiera internacional, incluidos los bancos multilaterales de desarrollo, los organismos bilaterales y otras organizaciones internacionales, han colaborado para facilitar la inversión privada en tecnología verde e infraestructura sostenible (Bloomberg, 2021).

En una línea similar, el gobierno colombiano estableció un marco institucional y normativo para el Sistema Nacional de Cambio Climático (SISCLIMA), dirigido por la Dirección de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Departamento Nacional de Planeación, que facilita el compromiso de los actores públicos y privados y la implementación de las NDC (GIZ, s.f.; Cisneros, Gómez-Villota y Alvarado, 2021). Al incorporar incentivos para fomentar el compromiso del sector privado, el marco contribuye a aumentar los objetivos de las NDC colombianas [1]. El sector financiero responde rápidamente a estas políticas y acciones climáticas nacionales integrando criterios ambientales y de sostenibilidad en los servicios financieros, por ejemplo con la institución financiera privada BBVA, que introdujo un mecanismo de garantía verde por noventa millones de dólares estadounidenses para construir un sistema de transporte público cien por ciento eléctrico que contribuirá a una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero (BBVA, 2020).



Caso de Chile: creación de una solución financiera a largo plazo y a gran escala mediante la alianza entre los sectores no financiero y financiero En 2021, BID Invest decidió proporcionar un paquete financiero de 125 millones de dólares (74 millones de dólares de préstamo preferente del BID Invest, 15 millones de dólares de financiación combinada del Fondo de Tecnología Limpia (CTF) y 36 millones de dólares del fondo chino) a una empresa privada, ENGIE Energía Chile, que pretendía contribuir a la descarbonización del sector energético (BID Invest, 2021). Al establecer un precio mínimo para las compensaciones de emisiones de gases de efecto invernadero, el paquete pretende acelerar los proyectos de tecnologías limpias, al tiempo que induce a cerrar las plantas de carbón en la región. Es un ejemplo exitoso de los esfuerzos conjuntos entre los actores del sector financiero y del sector privado para apoyar los objetivos climáticos nacionales.


Caso de Argentina: enfoque de ampliación con un modelo de asociación público-privada (PPP) (RenovAr-IFC-WB) Se introdujo un enfoque holístico que crea una reserva de proyectos de infraestructura con el propósito de producir el 20% de la electricidad de Argentina a partir de fuentes renovables, atrayendo 1,000 MW de nuevos proyectos (finalmente se adjudicaron más de 2,400 MW). El organismo de Subasta de Energías Renovables (RenovAr) lanzado por el Gobierno de Argentina cubre las obligaciones de pago de la empresa pública. El BM y la CFI participan en la consultoría sobre la estructuración y puesta en marcha de un nuevo proceso de licitación para avanzar en los objetivos establecidos en la legislación. El BM garantizó estos pagos de la volatilidad del tipo de cambio.



Conclusión El financiamiento climático es un componente esencial para alcanzar los objetivos climáticos nacionales. Lamentablemente, el nivel actual de inversión en proyectos sostenibles sigue siendo insuficiente para alcanzar el objetivo de «muy por debajo de 1.5 °C». Por lo tanto, existe una necesidad urgente de enfoques más innovadores y creativos para complementar los instrumentos financieros convencionales, como se muestra en el caso de Chile y Argentina. Refiriéndose al caso de Brasil y Colombia, aprendemos que los mecanismos y acuerdos institucionales, las leyes y las políticas climáticas deben dirigirse a apoyar a los actores relevantes que llevan a cabo iniciativas y proyectos climáticos. El creciente papel del sector privado, los fondos de impacto y los mecanismos de financiación combinada también suponen un mejor panorama de financiación para las PYMES de la región. Los ejemplos anteriores demuestran que no existe un único instrumento financiero que sea perfecto y universalmente aplicable. En cambio, la introducción de instrumentos financieros adecuados que se alineen con un objetivo climático nacional (es decir, una NDC) será eficaz para alcanzar los objetivos de política. Para lograr una transición exitosa hacia la descarbonización es necesario que exista un apoyo integrado y cooperativo, que incluya instrumentos financieros y no financieros, junto con un instrumento a medida que tenga en cuenta las necesidades y los objetivos de un país.


Bibliografía


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